El Favor y Poder de Dios

       El Favor y Poder de Dios

Dios bendice en grande manera al que es bueno y con su infinito amor nos protege.
El Favor de Dios es su disposición a bendecir a su pueblo, a sus hijos. Cuando Dios habre puertas, caminos, nadie puede cerrarlos. María fue llamada muy favorecida, muy bendecida porque Dios la eligió para que el Mesías (Cristo Jesús) naciera de ella por el Espíritu Santo.
El ángel entró a donde estaba María, la saludó y le dijo: ¡Dios te ha bendecido de manera especial! El Señor está contigo. Lucas 1.28 


La palabra de Dios dice en salmos 45:12, los príncipes de Tiro te llenarán de regalos; la gente más importante buscará quedar bien contigo. Esto únicamente es posible cuando el favor y poder de Dios está sobre ti.
¿Por qué algunos disfrutan del favor de Dios?
Es importante cubrir algunos aspectos fundamentales como:
Obediencia: El favor de Dios se otorga a los obedientes. Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra. Además, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán por haber obedecido al Señor tu Dios. Serás bendito en la ciudad y en el campo. Serán benditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales. Serán benditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina, 6 y tú serás bendito en todo lo que hagas. Deuteronomio 28:1
El favor y poder de Dios lo necesitas para no trabajar en vano. Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes.
De nada sirve que ustedes se levanten muy temprano, ni que se acuesten muy tarde, ni que trabajen muy duro para ganarse el pan; si no tienes el favor y poder de Dios en tu vida. Cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo. Salmos 127:1
Gracia: Dios no tiene deudas con nadie. Debemos reconocer su gracia. El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío! El Señor es bueno con los que en él confían, con los que a él recurren. Es mejor esperar en silencio a que el Señor nos ayude. Es mejor que el hombre se someta desde su juventud. Lamentaciones 3:22-27
Él nos bendice sin razón aparente como David a Mefi Boset. 2 Samuel 9:1-13; el favor puede surgir inesperadamente como José al trono, David al reino, Ruth con Booz.
Siembra: Cuando favoreces a otros, estás plantando semillas para que te favorezcan a ti. Dios bendice a los que son compasivos, pues él será compasivo con ellos. Mateo 5:7
Juicio sin misericordia se hará para los que no tienen misericordia. Santiago 2:13 Porque Dios no tendrá compasión de quienes no se compadecieron de otros. Pero los que tuvieron compasión de otros, saldrán bien del juicio.
La oración es un medio que nos permite acceder al favor y poder de Dios. Pedro fue liberado por la oración. Job oró por sus amigos y Dios le dio su favor, Salomón oró para que  los ojos de Dios estuvieran abiertos de noche y de día sobre el santuario y el pueblo de Dios. El favor hace que tu estado postrero sea mejor que el primero.
Job 42:10 Después que Job oró por sus amigos, Dios le devolvió su prosperidad anterior, y aun le dio dos veces más de lo que antes tenía. Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar!
Si algún hermano o hermana de la iglesia no tiene ropa ni comida, y tú no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien, de nada le sirve que tú le digas “Que te vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes”.
Ofrendas: El acto de dar, no significa traer ofrendas con un corazón triste, ni porque nos obliguen a hacerlo. El traer ofrendas es una decisión del corazón para honrar a nuestro Dios. Traigamos ofrendas con gozo. Pero sobre todo el diezmo y la ofrenda es escritural, es decir, es un mandato, una orden una invitación a hacerlo.
Demos con alegría! Acuérdense de esto: El que da poco, recibe poco; el que da mucho, recibe mucho. Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría! 2 Corintios 9:7

El Poder de Dios