¿Cree que Cristo Resucito de los Muertos? Parte 2 El Poder de Dios
Los testigos Murieron por la Verdad
La historia está llena de mártires.
Innumerable cantidad de hombres y de mujeres murieron por sus creencias. Por
esa razón, no es tan significativo señalar que los primeros discípulos estuvieron
dispuestos a sufrir y a morir por su fe.
Sin embargo, si es importante que,
aunque muchos mueren por defender lo que para ellos es la verdad, pocos –si es
que hay algunos- están dispuestos a morir por algo que saben que es una
mentira.
Esta realidad psicológica es significativa porque los discípulos de
Cristo no murieron por creencias profundamente arraigadas acerca de las cuales quizá
estuvieron sinceramente equivocados, sino que perdieron la vida por asegurar
que habían visto a Jesús vivo y en buen estado después de su resurrección.
Murieron por asegurar que Jesucristo no solo había muerto por sus pecados, sino
que se había levantado corporalmente de entre los muertos para demostrar que
era diferente a cualquier otro líder espiritual que haya vivido jamás.
El pueblo judío cambio el día de oración.
El día de reposo y de adoración
era un elemento básico en la forma de la vida judía. Cualquier judío que no guardara
el día de reposo era culpable de violar
la ley de Moisés. Sin embargo los judíos seguidores de Cristo comenzaron
a adorar con los creyentes gentiles otro día. El primer día de la semana, la
jornada en la que creían que Cristo se había levantado de entre los muertos,
reemplazo al día de reposo.
Para un judío, era un cambio de
vida sumamente importante. El nuevo día, junto con el rito del bautismo característico
de la fe cristiana, declaraba que los que confiaban en que Cristo se había levantado
de entre los muertos estaban preparados para algo más trascendente que un
reavivamiento del judaísmo.
Ellos creían que la muerte y la
resurrección de Cristo habían abierto el camino hacia una nueva relación con
Dios. El nuevo camino no se basaba en la ley, sino en la ayuda de un Salvador
resucitado que había cargado con sus pecados con sus pecados y les había dado
nueva vida.
Se había profetizado
Los discípulos fueron tomados
por sorpresa. Esperaban que su Mesías restaurara el reino de Israel. Tenían la
mente tan fija en la llegada de un reino político mesiánico que no anticiparon
los acontecimientos esenciales para la salvación de sus almas. Tal vez pensaron
que Cristo hablaba simbólicamente cuando decía una y otra vez que era necesario
que fuera a Jerusalén a morir y a resucitar de entre los muertos.
Como procedía de alguien que
hablaba en parábolas, no captaron el claro significado de sus palabras hasta
mucho después de que todo termino. Durante el proceso tampoco se fijaron en las
predicciones del profeta Isaías acerca de un siervo sufriente que cargaría los
pecados de Israel y que sería llevado
como un cordero al matadero antes de que Dios le concediera vivir por largos días.
El Señor quiso
oprimirlo con el sufrimiento.
Y puesto que él se entregó en
sacrificio por el pecado,
tendrá larga vida
y llegará a ver a sus
descendientes;
por medio de él tendrán éxito
los planes del Señor.
Isaías 53:10
Una vida milagrosa
Mientras Jesús colgaba de una
cruz romana, la muchedumbre se burlaba de Él. Ayudo a otros, pero
¿Podría ayudarse así mismo?
¿Habría llegado súbitamente el
fin del milagro?
Parecía ser un final inesperado
para alguien que había comenzado su vida pública convirtiendo agua en vino.
Durante los tres años de su ministerio, camino sobre el agua, sano a los
enfermos, abrió los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos, soltó la
lengua de los mudos, restauro brazos y piernas secas, echo fuera demonios,
calmo una tormenta violenta y resucito muertos.
Hizo preguntas que ni siquiera
los sabios supieron responder. Enseño profundas verdades mediante las
comparaciones más simples. Confronto a los hipócritas con palabras que los desenmascararon.
Si todo esto fue cierto,
¿debe acaso sorprendernos que sus enemigos no hayan tenido la última palabra?
La experiencia de los que confían en Él.
El apóstol Pablo escribió: Dios resucitó a Jesús, y él también hará que
los cuerpos muertos de ustedes vuelvan a vivir, si es que el Espíritu de Dios
vive en ustedes. Esto Dios lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
Y si el espíritu de aquel que levanto de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levanto de los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros
cuerpos mortales por su espíritu que
mora en nosotros. Romanos 8:11
Esa fue la experiencia de
Pablo, cuyo corazón fue transformado de manera dramática por el Cristo
resucitado. También ha sido la experiencia de personas en todo el mundo que han
muerto a su antigua manera de vivir, para que Cristo viva su vida a través de ellos.
Este poder espiritual no se manifiesta
en los que intentan añadir la fe en Cristo a su vieja forma de vida, sino solo
en aquellos que están dispuestos a “morir”
a esa antigua vida para permitir que Cristo los gobierne; aquellos que
responden a la abrumadora prueba de la resurrección de Cristo y reconocen su señorío
en sus corazones.
El Poder de Dios