Las Vestiduras en Cristo - El Poder de Dios
Todos
somos exactamente igual para Jehová
A todos se nos manifiesta
Cristo de diferentes maneras, dependiendo de lo que nosotros queramos.
“Cristo
manifestado en nuestra persona”
La vestidura es la manifestación de Cristo en nuestra vida
Muchas veces las Actitudes y
Manifestaciones con los hermanos en Cristo o con nuestros semejantes no son de unión,
no son de amor, pero la palabra dice que amemos los unos a los otros no
importando como se comporten ellos con nosotros.
Los hijos de Dios, tenemos
una gran responsabilidad, compromiso y disciplina para revestirnos de amor como
Cristo lo muestra en su palabra.
Dios nos dio nueva vida, pues nos resucitó juntamente con Cristo. Por eso, nos exhorta que toda nuestra vida hagamos lo que a
Dios le agrada. Nos invita a pensar en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la
derecha de Dios. No pensemos en las cosas de este mundo. Pues los hijos de Dios ya hemos muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios nos ha dado la vida
verdadera. Cuando Cristo venga, también nosotros estaremos con él y compartirá su
gloriosa presencia con nosotros.
Por eso, demos muerte a todos nuestros malos
deseos; no tengamos relaciones sexuales prohibidas, no seamos indecentes, tengamos dominio propio para los malos deseos, y no busquemos amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a
dioses falsos. Todo esto hace que Dios se enoje con los desobedientes.
Nosotros mismos nos comportábamos así antes de conocer a Cristo. Pero ahora tenemos que dejar también todo
esto: no nos enojemos, no busquemos hacer el mal a otros, no ofendamos a Dios ni
insultemos a nuestros semejantes, ni nos mentamos los unos a
otros, porque nosotros ya hemos dejado la vida de pecado y ahora vivimos de
manera diferente.
En realidad, nosotros somos personas
nuevas, que cada vez debemos parecernos más a Dios, nuestro creador, y cada vez lo debemos conocer mejor. Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está
circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo
muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa
es que Cristo lo es todo, y está en todos nosotros, los hijos del Dios Altísimo.
Dios nos ama mucho a nosotros, y nos ha
elegido para que formemos parte de su pueblo. Por eso, vivamos como se espera de nosotros: amemos a los demás, seamos buenos, humildes, amables y pacientes. Seamos tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdonémonos, así como el Señor nos ha perdonado a todos nosotros. Y sobre todo, amèmonos unos a otros, porque el amor es el mejor lazo de unión. Nosotros fuimos llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejemos que la paz
de Cristo gobierne nuestros corazones, y seamos agradecidos con Èl.
No olvidemos nunca las maravillosas
enseñanzas de Cristo. Y cuando nos enseñemos unos a otros, o nos corrijamos, hagámoslo de manera inteligente. Cantemos salmos, himnos y cantos espirituales, dando
gracias a Dios de todo corazón. Y todo lo que hagamos o
digamos, hagámoslo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y demos gracias
a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por nosotros.
El Poder de
Dios