Reconociendo nuestro Origen – El Poder de Dios

Reconociendo nuestro Origen – El Poder de Dios


...darán gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo elegido. 13 Dios nos rescató de la oscuridad en que vivíamos, y nos llevó al reino de su amado Hijo, 14 quien por su muerte nos salvó y perdonó nuestros pecados. Colosenses 1:12-14

La Biblia nos enseña que Dios capacita al hombre para andar en su camino. La palabra de Dios nos exhorta  que andemos en luz para participar de su reino.

En el Antiguo Testamento, Jehová de los ejércitos  le dice a Ezequiel que recuerde a Jerusalén, su origen y nacimiento.
Dile: “Esto dice el Señor: Por lo que toca a tu origen, tú, Jerusalén, eres cananea de nacimiento; tu padre fue amorreo y tu madre hitita. Ezequiel 16:3

En el Nuevo Testamento, Lucas escribe a Teófilo todas las cosas desde su origen, para que conozca bien la verdad.

Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, 2 según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. 3 Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, 4 para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado. Lucas 1:1-4

La palabra de Dios nos enseña que en Jehová hay Salvación.


Vengan a mí, que yo los salvaré,
pueblos del extremo de la tierra,
pues yo soy Dios, y no hay otro.
23 Yo lo juré por mí mismo,
hice una promesa de triunfo,
y esa promesa se cumplirá:
que ante mí todos doblarán la rodilla,
y por mí jurarán todos
24 y dirán: “Solamente en el Señor
están la victoria y el poder.”
Todos los que me odian
quedarán en ridículo. Isaías 45:22-24

Jehová de los ejércitos hace misericordia con los que le buscan.
Todos los que tengan sed, vengan a beber agua;
los que no tengan dinero, vengan,
consigan trigo de balde y coman;
consigan vino y leche sin pagar nada.
¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan?
¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho?
Óiganme bien y comerán buenos alimentos,
comerán cosas deliciosas.
3 Vengan a mí y pongan atención,
escúchenme y vivirán.
Yo haré con ustedes una alianza eterna,
cumpliendo así las promesas que por amor hice a David. Isaías 55:1-3

A todos los que tienen problemas y no encuentran la salida a sus necesidades, Dios les llama para que se acerquen a Él y encuentren la paz y tranquilidad que solo Él ofrece.

Dios conoce todas las cosas porque para Él no hay nada oculto, escuchemos la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón  aceptándola y Él cumplirá todo lo que ha prometido y vivamos eternamente con Él.

Obedecer la palabra de Dios porque es mandato Divino.


Así que pongan en práctica todo lo que el Señor su Dios les ha ordenado, sin desviarse de ello para nada. 33 Sigan el camino que el Señor su Dios les ha señalado, para que les vaya bien y vivan muchos años en la tierra que él les va a dar en propiedad. Deuteronomio 5:32-33

Para obedecerla es necesario esforzarse  para hacer conforme a lo que está establecido en la Palabra de Dios y serás prosperado en todo lo que hagas.
Se requiere que nunca se aparte de nosotros la Palabra de Dios, sino que de día y de noche meditemos en ella para que hagamos conforme a lo que en ella está escrito.

Buscad a Dios en todo tiempo.


Recurrí al Señor, y él me contestó,
y me libró de todos mis temores.
5  Los que miran al Señor
quedan radiantes de alegría
y jamás se verán defraudados.
6  Este pobre gritó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
7  El ángel del Señor protege y salva
a los que honran al Señor.
8  Prueben, y vean que el Señor es bueno.
¡Feliz el hombre que en él confía! Salmos 34:4-8

Esta búsqueda es a través de la oración, pidiendo a Dios supla nuestras necesidades y siempre Él responde de acuerdo a su voluntad. Confiemos plenamente en Dios y en su palabra porque él es fiel y cumple lo que promete.

Reconocer que Jesucristo es nuestro Salvador, Santificador, Sanador.


Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba. Entonces le dijo a toda la gente:
¡Aquí viene el Cordero de Dios que quita el pecado de la gente del mundo! Por medio de él, Dios les perdonará a ustedes todos sus pecados. Juan 1:29

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Dios nos hizo esa promesa. Por eso, para que Dios nos acepte, no debemos hacer el mal, sino mantenernos libres de pecado. Honremos a Dios, y tratemos de ser santos como él. 2Corintios 7:1

El Señor Jesucristo es nuestro Salvador.


Pero Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía éramos pecadores. 9 Si Dios nos declaró inocentes por medio de la muerte de Cristo, con mayor razón, gracias a Cristo, nos librará del castigo final. Romanos 5:8-9

La salvación es el estado  de liberación espiritual, de perdón y gracia a los que somos conducimos por Dios por medio de la Fe en nuestro Señor Jesucristo.

En las Sagradas Escrituras encontramos que el Señor Jesucristo murió en la cruz  del calvario para rescatarnos de la esclavitud y de las consecuencias del pecado.

El Señor Jesucristo es nuestro Santificador.


Así que no hagan lo malo, sino manténganse apartados del mal, porque Dios los eligió para ser su pueblo. En la Biblia, Dios nos dice: Yo soy un Dios diferente a los demás, por eso ustedes deben ser diferentes a las demás naciones.  1Pedro 1:15-16

El cuarto punto doctrinal nos enseña que la santificación, una parte integrante de la experiencia de la salvación es indispensable para ver a Dios y vivir eternamente con Él. El Señor Jesucristo nos llama a ser santos, como Él es santo y lo mostremos en toda nuestra manera de vivir.

El Señor Jesucristo es nuestro Sanador.


Después de esto, Jesús subió a una barca y cruzó al otro lado del lago para llegar al pueblo de Capernaúm, donde vivía. 2 Allí, algunas personas le llevaron a un hombre acostado en una camilla, pues no podía caminar. Al ver Jesús que estas personas confiaban en él, le dijo al hombre: ¡Ánimo, amigo! Te perdono tus pecados. 3 Algunos de los maestros de la Ley, que estaban en aquel lugar, pensaron:
 ¿Qué se cree éste? ¿Se imagina que es Dios? ¡Qué equivocado está!
4 Pero Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, así que les preguntó: ¿Por qué piensan algo tan malo? 5 Díganme: ¿qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo? 6 Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo poder en la tierra para perdonar pecados. Entonces Jesús le dijo al que no podía caminar: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. 7 El hombre se levantó y se fue a su casa. 8 Cuando la gente vio esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado ese poder a los seres humanos. Mateo 9:1-8

Reconocemos que el Señor Jesucristo es el sanador de nuestros cuerpos  mortales cuando estamos enfermos. Es importante considerar y tomar en cuenta que por su muerte encontramos una doble sanidad: Espiritual y física.

Es importante recordar y reconocer que el Señor Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos; que tiene poder para hacer todas las cosas, lo único que necesitamos es acudir a Él y Él hará.


El Poder de Dios