Los 5 Pasos del Evangelismo – El Poder de Dios
En el proceso de preparación que debemos
llevar como evangelistas, hay cuestiones
importantes que debemos observar
que se cumplan en nuestra vida para poder considerar que estamos listos
para anunciar el evangelio con poder, guianza y respaldo del Espíritu Santo.
…hasta el día en que subió al cielo. Jesús
murió en una cruz, pero resucitó y luego se apareció a los apóstoles que había
elegido. Durante cuarenta días les demostró que realmente estaba vivo, y siguió
hablándoles del reino de Dios. Un día en que estaban todos juntos, Jesús, con
el poder del Espíritu Santo, les ordenó: No salgan de Jerusalén. Esperen aquí,
hasta que Dios mi Padre cumpla su promesa, de la cual yo les hablé. Hechos 1:4
1. Esperar la Promesa: Lo primero que debemos
evidenciar en nuestra vida es la obediencia a la palabra de Dios. Jesús les
mando que esperaran en Jerusalén la promesa del Espíritu Santo. Jesús también les
mando ir por todo el mundo a predicar el evangelio, pero no a su manera sino a
la manera, orden y tiempo de Dios.
2. Recibir Poder: El propósito dela espera que
Jesús menciono es recibir poder, por medio de que el Espíritu Santo venga sobre
nosotros. Por lo tanto debemos estar conscientes de que para poder anunciar el
evangelio necesitamos poder, no solo es querer salir a predicar sino ir también
con poder.
¿Cómo debemos esperar la promesa?
Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde
estaban alojados. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé,
Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Celote, y Judas, el hijo de Santiago.14 Todos ellos se reunían siempre para orar con
algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Hechos
1:13-14
a)
Subiendo al aposento alto: Esto quiere decir, entregados de continuo a
la oración.
b)
En Unidad: Con un mismo propósito y un mismo fin.
c)
En comunión con los siervos de Dios: Esto nos habla de que debemos estar
en comunión y en sujeción a las autoridades delegadas.
3. Estar en Unidad: No solo se trata de estar
juntos, sino unidos, en un mismo propósito en una misma meta. El día de la
fiesta de Pentecostés, los seguidores de Jesús estaban reunidos en un mismo
lugar. Hechos 2:1
4. Ser llenos del Espíritu Santo: Todos
aquellos que salgan a predicar el evangelio deben ser gente llena del Espíritu
Santo. Que manifiesten que Cristo ha
operado en su vida. Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos
ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según
lo que el Espíritu Santo le indicaba. Hechos 2:4
En el pasaje anterior podemos ver que una
vez reunidos, el mismo Espíritu provoca que la gente se reúna para
escuchar las maravillas de Dios. En aquel tiempo, muchos judíos que
amaban a Dios estaban de visita en Jerusalén. Habían llegado de todas las
regiones del Imperio Romano. 6 Al oír el ruido, muchos de ellos se acercaron al
salón, y se sorprendieron de que podían entender lo que decían los seguidores
de Jesús. Hechos 2:5-6
5. Lanzando la Red, recogiendo Peces: Pero los
apóstoles se pusieron de pie, y con fuerte voz Pedro dijo; Israelitas y
habitantes de Jerusalén, escuchen bien lo que les voy a decir. Pedro siguió
hablando a la gente con mucho entusiasmo. Les dijo, Sálvense del castigo que les
espera a todos los malvados.
Ese día, unas tres mil personas creyeron en
el mensaje de Pedro. Tan pronto como los apóstoles los bautizaron, todas esas
personas se unieron al grupo de los seguidores de Jesús y decidieron vivir como
una gran familia. Y cada día los apóstoles compartían con ellos las enseñanzas
acerca de Dios y de Jesús, y también celebraban la Cena del Señor y oraban
juntos. Hechos 2:40-41
Obedeciendo y buscando del Señor para que
seamos llenos del Espíritu Santo será lo que necesitemos para llevar la palabra
y traer libertad al cautivo.
Pasaje para memorizar:
Hechos 1:8 Pero quiero que sepan que el Espíritu Santo
vendrá sobre ustedes, y que recibirán poder para hablar de mí en Jerusalén, en
todo el territorio de Judea y de Samaria, y también en los lugares más lejanos
del mundo.
El Poder de Dios