La Iglesia de Cristo, Parte 1 – El Poder de Dios
Una de las tareas más
importantes y trascendentes de nosotros que conformamos la Iglesia de Cristo es la predicación del evangelio, en las sagradas
escrituras se confirma que la Palabra de Dios que se pronuncia tiene gran poder,
es eficaz y tiene vida; la Palabra de Dios es más cortante que una
espada de dos filos, penetra hasta lo más profundo de nuestro ser, hasta lo más
íntimo de la persona, es decir, del alma y del espíritu. Allí examina o somete
a juicio nuestros pensamientos, nuestros deseos o intenciones del corazón y
deja en claro si son buenos o malos.
Sin embargo, puede perder
brillo cuando los embajadores, es decir, nosotros como pueblo, como hijos de
Dios, como Iglesia de Cristo, como
instrumentos de esta gran comisión a realizar no tienen una vida completamente
consagrada a Dios.
Por lo tanto, realizamos
ocho señalamientos en forma de pregunta para que en un examen de conciencia
reflexionemos sobre nuestra vida y la efectividad de ella en la proclamación del
evangelio, en el anunciar las buenas nuevas de salvación a las almas que aún no
han llegado a la Iglesia de Cristo.
Ocho Preguntas de Reflexión sobre nuestra vida en la Iglesia de Cristo
1. ¿Cómo es su vida de oración?
Si somos honestos con Dios y
con nosotros mismos admitiremos que estamos demasiado ocupados en nuestros
negocios, trabajos, estudios, deporte, etc., y que no le damos un tiempo
adecuado a la oración.
Reemplazamos lo bueno por lo
mejor. No podemos esperar vincularnos con nuestros amigos, vecinos y miembros
de la familia si no somos hombres y mujeres de oración.
2. ¿A quién le hablo hoy acerca
de Jesús?
La tarea de mateo 28 conocida
como la gran comisión, se ha convertido en la gran omisión del pueblo
cristiano.
7 Y ahora,
vayan de inmediato a contarles a sus discípulos que él ya ha resucitado, y que
va a Galilea para llegar antes que ellos. Allí podrán verlo. Éste es el mensaje
que les doy. Mateo 28:7
18 Pero él se acercó y les
dijo:
Dios me
ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. 19 Ustedes vayan y hagan más
discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enséñenles a obedecer todo
lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del
mundo. Mateo
28:18
Si cada cristiano le hablara
a otra persona del mensaje de Cristo, del mensaje de salvación y esta aceptara,
cuando menos cada año nos duplicaríamos exponencialmente.
Estoy seguro que el
conocimiento de la palabra de Dios ya lo tienes, por lo menos ya sabes los versículos
básicos para dar el mensaje de salvación; quizá hace falta vivir una “filosofía
de vida”, desarrollar habilidades para hablar de la palabra de Dios a las personas….
Ejemplo: cuando subamos a un
taxi o al transporte en general, al abordar a una persona en cualquier lugar en
el que estemos; podemos expresar lo siguiente “Por si no te vuelvo a ver” y le
hablamos al interlocutor acerca del mensaje de Cristo. Esta es solo una idea, tú
tienes desde luego tus propios métodos, técnicas o estrategias para hablar a
los demás acerca de Cristo.
3. ¿Cómo es su vida Familiar?
Una de las estrategias más
eficaces, precisas y claras del enemigo es atacar a la familia; el tentador
quiere matar, hurtar y destruir a la familia de sangre y también a la familia
cristiana. Cuando la familia de un creyente esta confundida o peleada entre
si el mensaje es débil y sin fuerza. El apóstol
Pablo le instruyo a Timoteo sobre cómo deben los pastores y obispos gobernar
bien su casa.
Además, debe gobernar bien a su propia familia y
educar a sus hijos, para que sean obedientes y respetuosos. 5 Porque si no puede gobernar a su propia familia,
tampoco podrá gobernar a la iglesia de Dios. 6 Y no debe ser alguien con poco tiempo de haber
creído en Jesucristo, pues puede volverse orgulloso, y entonces recibirá el
mismo castigo que Satanás. 7 Por último, debe contar con el respeto de la
gente que no cree en Jesucristo, para que nunca pase vergüenza delante de ellos
ni caiga en alguna trampa de Satanás. 1Timoteo 3:4-7
Continuara…
El Poder de Dios