El Ministerio de la Intercesión – El Poder de Dios
Dios nos ha provisto de armas poderosas en Él
para la destrucción de fortalezas, para establecer su reino en todos los lugares en que nos
desenvolvemos y en toda situación que enfrentamos en nuestra vida. La intercesión
nos permite ser usados por Dios para
clamar por otros para su salvación, su fortalecimiento y para que el propósito divino
se cumpla a cabalidad en aquellos por quienes oramos. Así, el ministerio de la intercesión
tiene un papel estratégico en todo
aquello que el Señor ha dispuesto hacer en y a través de su iglesia.
La Biblia nos invita a que estemos siempre
dispuestos a doblegar nuestro corazón y
nuestras rodillas en profundo clamor para que el propósito de Dios se cumpla en
todo tiempo. La palabra de Dios muestra que la intercesión de los hijos de Dios
motiva a manifestar su poder en ellos y en el mundo que les rodea.
Supongamos
que, a medianoche, uno de ustedes va a la casa de un amigo y le dice: “Vecino,
préstame por favor tres panes. Un amigo mío, que está de
viaje, ha llegado y va a quedarse en mi casa; ¡no tengo nada para darle de
comer!” Supongamos también que el vecino le responda así: “¡No me
molestes! La puerta ya está cerrada con llave, y mi familia y yo estamos
acostados. No puedo levantarme a darte los panes.” Si el otro siguiera
insistiendo, de seguro el vecino le daría lo que necesitara, no tanto porque
aquél fuera su amigo, sino para no ser avergonzado ante el pueblo.
Por eso les
digo esto: pidan a Dios y él les dará, hablen con Dios y encontrarán lo que
buscan, llámenlo y él los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que
busca y, si llama, es atendido.
¿Alguno de ustedes le daría a
su hijo una serpiente si él le pidiera un pescado? ¿O le daría
un escorpión si le pidiera un huevo? Si ustedes,
que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su
Padre que está en el cielo, dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan. Lucas 11:1-13
El propósito e impacto del ministerio de la intercesión.
Es necesario interceder para que la
voluntad divina se cumpla. El Señor Jesús nos enseñó a orar para que “se haga
la voluntad de Dios” en todo tiempo. En la medida en que nos enfocamos en la oración,
cualquiera que sea la petición, Dios nos muestra en qué debemos ocuparnos en nuestra intercesión.
Jesucristo nos desafía a ser osados en oración, hasta parecer “impertinentes”
en nuestra insistencia. Permanezcamos firmes en nuestra intercesión hasta que veamos la respuesta de Dios.
Confiamos en Dios, pues sabemos
que él nos oye, si le pedimos algo que a él le agrada. Y así como sabemos que
él oye nuestras oraciones, también sabemos que ya nos ha dado lo que le hemos
pedido. 1 Juan
5:14-15
Intercedamos creyendo que Dios responderá nuestro clamor.
Si sabemos que Dios nos oye, sabemos que
tendremos la petición que le hayamos hecho. Es decir, nuestra intercesión es un
tiempo anticipado de la victoria de Dios
en toda circunstancia.
Dios y Salvador nuestro promete
responder con tremendas cosas, Él nos responde con maravillosos actos de justicia y
la tierra entera confía en ti. Debemos estar conscientes de que Dios
siempre hace las cosas más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, ahí donde
la debilidad humana nada puede hacer se perfecciona el poder de Dios. Salmo
65:2, 5.
Práctica e impacto en el ministerio de la intercesión.
En las
Sagradas Escrituras dice claramente que la oración del justo puede mucho,
veamos lo siguiente, por la posición que Dios nos ha dado delante de Él,
nuestra oración puede ser eficaz sobre las personas y necesidades por las
cuales clamamos. En ocasiones no sabemos pedir como conviene, el Señor Jesús
intercede por nosotros al igual que el Espíritu Santo. Es decir, la oración de una persona buena
es muy poderosa, porque Dios la escucha.
No
confundamos, es verdad que la oración del justo puede mucho, esto es cierto,
pero la eficacia no está en el intercesor, sino en aquel a quien se clama. Por
ejemplo el profeta Elías era en todo igual a todos nosotros; pero le pidió
a Dios con mucha confianza que no lloviera, ¡y durante tres años y medio no
llovió sobre la tierra! estamos sujetos a debilidades, pero la oración ferviente
es escuchada por Dios. La dimensión de la respuesta divina es conforme a su
omnipotencia y no conforme a nuestra debilidad.
Entendamos
el tiempo en que Dios nos llama a interceder, vallamos a Él para que nos guie en nuestra oración intercesora;
creamos que al igual que Elías, Dios responderá con tremendas cosas a nuestra petición.
En el corazón
de Dios está el que seamos varones y varonas
que oremos sin cesar. Dios nos ha dotado con la oración como un medio
poderoso para que el transforme nuestra
vida y nuestro entorno. Si hemos de cumplir
completamente con el ministerio de la intercesión que Él nos ha
encomendado y de predicar el evangelio a toda criatura haciendo discípulos, en ninguna
manera podremos prescindir de la intercesión.
Pasaje para
memorizar:
Santiago
5:16-18 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros
para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder. 17 El profeta
Elías era un hombre como nosotros, y cuando oró con fervor pidiendo que no
lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio.18 Después,
cuando oró otra vez, volvió a llover, y la tierra dio su cosecha.
El Poder de
Dios